lunes, 15 de noviembre de 2010

Los activistas españoles Javier Sopeña y Silvia García regresaron de El Aaiún


Javier Sopeña y Silvia García regresaron ayer por la tarde a España después de pasar varias semanas en el campamento de Agdaym Izik -desmantelado por la fuerza por Marruecos el pasado día 8- y, tras el desalojo, escondidos en El Aaiún.
Durante una rueda de prensa en la que han contado su experiencia, los dos activistas de Sahara Thawra se han quejado de que el Ejecutivo español "se vaya por los cerros de Úbeda" en vez de condenar las actuaciones de Marruecos. Poco importa lo que opine el Gobierno sobre lo acontecido estos días en el Sahara "si no es capaz de sostener con hechos lo que dice, en caso de que diga algo coherente", según Sopeña.
«Para ganar votos»
También han arremetido contra la actitud del PP, recordando que la causa saharaui "siempre ha sido moneda de cambio", un recurso que han utilizado los partidos políticos "para ganar votos" y del que se han olvidado cuando han llegado al Gobierno.
Tanto Sopeña como García han asegurado que durante las semanas que permanecieron allí fueron testigos de palizas a saharauis y tuvieron conocimiento por testimonios de familiares de "detenciones masivas", si bien no han visto en primera persona asesinatos ni desapariciones.
Los dos estaban en el campamento el día en que fue desmantelado por la fuerza por parte de Marruecos, que empleó armas, gases lacrimógenos y chorros de agua para desalojar a los ocupantes.
García ha denunciado que aquel día hubo muchas "palizas" a saharauis a quienes, una vez desmayados, se llevaban detenidos en coches -ella fue testigo desde una casa donde estuvo escondida con otras mujeres y niños- y, además, se produjeron saqueos de las jaimas por parte del Ejército marroquí.
Imposible contrastar las informaciones
Cuando llegaron a El Aaiún pudieron comprobar que la ciudad se encuentra en "estado de sitio", ya que el Ejército marroquí "tiene tomadas las calles" y entra en las viviendas para "secuestrar" a algunos saharauis implicados en las revueltas.
No han querido dar cifras de desaparecidos ni de muertos porque, según han explicado, es imposible contrastar las informaciones. Los dos activistas sí pudieron grabar algunos vídeos del desalojo del campamento, aunque tuvieron dificultades para poder guardar las tarjetas de memoria de sus cámaras y distribuir las imágenes desde los sitios donde permanecían escondidos.
Prueba del acoso al que están sometidos los periodistas que se encuentran allí es la "paliza" que recibió un informador norteamericano a quien, según su versión, los policías marroquíes confundieron con un español.
También han sugerido que Marruecos podría estar detrás de la divulgación de una fotografía de niños heridos colgada en la página web saharathawara.com y que, en vez de menores saharauis, correspondía a dos niños de Gaza heridos en 2006, imagen que publicaron algunos medios. Han señalado que "no sería la primera vez" que Marruecos manipula o bloquea las webs de asociaciones saharauis.
Una vez que fueron conscientes de que no podían seguir informando de la situación, Sopeña y García decidieron aceptar la ayuda ofrecida por el Ministerio de Asuntos Exteriores para regresar a España.
Respecto a esta ayuda, han señalado que tras el desalojo del campamento el ministerio contactó con ellos para indicarles que podían recurrir a Mariano Collado, depositario de los bienes de España en El Aaiún -que ejerce labores de cónsul- para abandonar el territorio con seguridad, si bien no podían ofrecerles protección hasta que se encontraran con él.
Ya en España, los dos activistas han asegurado que seguirán trabajando para que se conozca lo que ocurre en el Sahara, porque el "crimen" contra este pueblo no acabará hasta que se pueda informar libremente sobre las acciones de Marruecos, que serán aún peor, han advertido, "si se apaga la llama" encendida hasta ahora.

Fuente EFE

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